La ropa interior térmica termorreguladora equilibra constantemente la temperatura corporal evitando un sobrecalentamiento o enfriamiento. Se basa en la tecnología térmica de Outlast® y consiste en un sistema de gestión térmica personal que puede reducir la producción de sudor hasta en un 50%. Los tejidos, fabricados con fibras naturales (algodón y viscosa) y elastano, incorporan microcápsulas de cera natural que estabilizan la temperatura. El funcionamiento es el siguiente: Cuando la temperatura de la piel aumenta el tejido térmico absorbe el calor y cuando la temperatura disminuye, el calor, almacenado en el tejido, se libera de nuevo.
Esta tecnología, en sus orígenes, fue desarrollada por la NASA con el objetivo de regular la temperatura corporal de los astronautas sometidos a las extremas variaciones de temperatura del espacio.
Los tejidos de Outlast® se encuentran en muchos productos cotidianos y con equipos de alto rendimiento. Nos proporcionan equilibrio y bienestar en cualquier situación y, por tanto, son ideales para todas las estaciones.
Hablamos de una fibra tecnológica de mucha calidad, de origen natural, termorreguladora y con acción permanente incluso después de muchos lavados.
La ropa interior térmica transpirable se adapta perfectamente y conserva el calor del cuerpo permitiendo la liberación de la humedad. Fabricada en lana, Lyocell y elastano, proporciona suavidad y calor en los días más fríos del invierno. El Lyocell es un tejido sintético que procede de la celulosa de la madera. Es resistente, suave, transpirable e hipoalergénico. Su proceso de producción es ecológico, por tanto, tiene un impacto muy bajo en el medio ambiente.
La ropa interior térmica clásica mantiene el calor corporal, se adapta perfectamente al cuerpo y es la más económica por estar fabricada con poliéster y elastano.
El poliéster es una fibra sintética, derivada del petróleo, que se desarrolló en la década de 1940 y se popularizó en las siguientes por ser una alternativa más barata al algodón y la lana.
No es transpirable ni hipoalergénica y genera electricidad estática. Desde el punto de vista medioambiental, no es sostenible.